Sensualidad, arte y erotismo

La sensualidad sin amor es pecado; el amor sin sensualidad es peor que pecado.
José Bergamín.

Sensualidad.

Una palabra polémica que invariablemente nos remite a la sexualidad. Pero realmente la sensualidad se evoca más a las sensaciones que experimentamos a través de los sentidos.

Pensar en sensualidad nos lleva a pensar en erotismo (del gr. amor apasionado unido con el deseo sensual) El erotismo es mucho más complejo pues aquí intervienen componentes tales como lo que pensamos, la educación, la sociedad, las reacciones fisiológicas, y (mi preferida) el arte.

El arte esta hecho para llegar a los sentidos del espectador, tocar fibras sensibles todo a través de los sentidos. Pretende expresar sentimientos del autor, creador, intérprete a través de una técnica específica.

El beso Klimt

De esta incursión en los sentidos nacer el erotismo, que nos lleva siempre al deseo, al deseo de poseer, y no estoy hablando solamente de un deseo sexual si no el simple deseo por poseer ya sea el libro, la pintura, el concierto, el secreto de la obra de arte. Nos vamos ligando tanto a ciertas experiencias ocasionadas por estas obras que de pronto pasan a ser atesoradas como al amante mismo.

Si bien hay obras que pudieran ser atemporales como los libros y las pinturas los momentos que obtenemos de ellas son finitos. Esto nos lleva a pensar que en el proceso existen dos momentos el de inicio y fin, donde sólo el primero es erótico. Pues el segundo supone la resolución, el poseer y perder el deseo. Contrario al erotismo esta la pornografía pues esta es explicita no deja oportunidad al deseo pues este se resuelve antes de comenzar.

La presencia del fin en lo erótico es contradictoria pues está allí y es algo que se debe evitar. Sin embargo, sin el fin, lo erótico sería imposible. Tampoco habría belleza. Pues es que cuando poseemos dejamos de desear. Y sólo nos queda ese sentimiento de saciedad. Si la experiencia sensitiva fue buena continuaremos buscando el elemento que nos colmó de alegría y satisfacción, y en la búsqueda volvemos a encontrar la tensión del erotismo.