Vagando, divagando y navegando... ando

Cada día despierto buscando mi espacio, mi tiempo, mi vida.

Conforme pasan las horas encuentro cosas nuevas, divertidas, frustrantes, relajantes, aquellas que me hacen enojar, pensar, sufrir, amar y olvidar.

Al final del día cuando todo esta en silencio y me enfrento a mi, a mi verdadero yo y reviso todas y cada una de estas sensaciones, me entristece no tener con quien compartirlas citando a alguien especial "estar con todos ustedes no es sinónimo de sentirme acompañado"

En ese preciso momento cuando no estoy acompañada me llega un golpe de realidad cuando busco hablar y me doy cuenta de que nadie esta ahí para escucharme sólo yo.

Entonces, reflexiono acerca de mi vida lo bueno, lo malo y lo pongo en la balanza buscando encontrar un equilibrio que a veces parece distante, y a veces esta tan cerca de mi que me cuesta trabajo asimilarlo.

Me veo navegando sola en medio del océano, confieso que me da miedo y algunas veces no encuentro fuerza para seguir.

Busco en mi interior me veo y me visualizo...es mi proceso...

Me doy cuenta de todas las cosas maravillosas que me rodean, de esas personas que a la distancia siempre tienen una palabra dispuesta para hacerme sentir mejor. Encuentro gente que no me abandona a pesar de las tempestades, de mis muchas tempestades.

Y a lo lejos miro a la gente que decidió renunciar, (¿por qué será que esa renuncia duele?) Sí, me doy cuenta, que lo que me duele es la renuncia, el abandono constante y voluntario.

Después de eso asimilo que yo he sido la primera en abandonarme, aquí en medio del océano me estoy reencontrando, reconociéndome y reinventándome.

Fluyendo con el aire y el agua hacia la vida.

Buscando "la bahía" para desembarcar con nuevos bríos, con la mente sana, el alma aliviada y el corazón sanado de esas heridas de vida, de guerra; la frente en alto, dispuesta a despertar al día siguiente con una sonrisa en los labios y con las pupilas iluminadas paras continuar en esta odisea que llamamos vida.